lunes, 30 de enero de 2017

John Hurt / "Me basta encarnar seres singulares"


John Hurt

"Me basta encarnar seres singulares"



Bartolomé Mesa
Londres 
11 AGO 1991


John Hurt apenas concede entrevistas. Desconfía de la prensa y tiene sus razones. Los implacables tabloides británicos se han cebado siempre en sus problemas personales: divorcio, presunta adicción a la bebida.... Ahora, vuelve a estar en el ojo del huracán. Su película King Ralph ha causado gran revuelo e incluso cierto malestar en la familia real británica. En ella, la Reina y todos sus parientes mueren electrocutados durante la realización de una típica foto de familia. En esta entrevista, Hurt habla del filme. "Ya sé que nuestra familia real es algo germánica, pero si se van a tomar esto en serio...", dice el actor.


A man for all seasons, Expreso de medianoche, Alien, El hom bre elefante, Las puertas del cielo, 1984... son algunas de sus muchas películas. Si bien sus creaciones más memorables fueron para la BBC; el escandaloso homosexual Quentin Crespin en The naked civil servant y el Calígula malévolo de Yo, Claudio. Entre sus recientes filmes se encuentra King Ralph -junto a Peter O'Toole y John Goodrnan- y El prado -segunda película de Jim Sheridan, director de Mi pie izquierdo-. Hurt trabaja tanto que no hay manera de seguir la cuenta de lo que hace ni de en cuantos proyectos se ha embarcado.
John Hurt como Calígula
Yo, Claudio (1976)

Pregunta. Deforme en El hombre elefante, loco en Yo, Claudio, homosexual exorbitante en The naked civil servant... Usted suele interpretar personajes marginados, víctimas... ¿Es esto resultado de una elección personal?
Respuesta. Yo no he planeado mi carrera en tal sentido, simplemente es lo que me han pedido que haga. Debo admitir que disfruto encarnándome en gente que está fuera de lo ordinario, pero, por otro lado, tampoco conozco a nadie que sea ordinario bajo las inquisitivas luces del drama. Me imagino que usted no lo es..., si ciertas cosas fueran reveladas.
"Un chiste total"
P. Su reciente película King Ralph ha causado cierto revuelo en el Reino Unido y hay quien piensa que ofende a la familia real.
R. Lo sentiría por la familia real, pero me cuesta trabajo creer que una comedia intrascendente pueda llegar a molestarles. La premisa de la película es absolutamente ridícula. Toda la casa de Windsor se reúne para sacarse una fotografía oficial y, por supuesto, está lloviendo, como siempre ocurre en el Reino Unido en las películas.
El equipo eléctrico se moja, se produce un cortocircuito y toda la familia real muere electrocutada. Y entonces encuentran a un pianista de un garito en Las Vegas, que tiene algunas gotas de sangre de la casa de Windsor, y lo entrenan para ser rey, con todas las situaciones divertidas que eso lleva consigo. Yo interpreto al malo, un tipo que cree tener derecho al trono. En fin, la película es un chiste total. Ya sé que nuestra familia real es algo germánica, pero si se van a tomar esto en serio...
P. El prado, por el contrario, es una tragedia de proporciones míticas en torno a la obsesión con la tierra en la Irlanda rural.
R. Sí, pero lo que me gusta de esta película es que todo está visto de reojo, es como dar vueltas alrededor de algo que no sabemos si está vivo o muerto y hay que acercarse Con cuidado. Toca muchos temas y sugiere cosas sin establecer conclusiones categóricas. Saber hacer eso, evitando resultar superficial, es el gran talento de Jim Sheridan.


Caro divorcio
P. ¿Qué le mueve a trabajar tanto? ¿El dinero, simplemente?
R. Pues la verdad es que no tengo ningún dinero; acabo de pasar por un divorcio muy caro. Pero, aunque no puedo asegurar que nunca he trabajado por el dinero -porque lo he hecho-, ésa no es la razón esencial de mi actividad. Me gusta mi profesión y disfruto ejerciéndola. Nunca pensé, cuando me decidí a ser actor, que llegaría a hacer dinero.
P. ¿Cuándo supo que lo suyo era la interpretación?
R. Tendría unos nueve años, cuando participé en una producción escolar de El pájaro azul, de Maeterlinck, haciendo el papel de una niña...
P. A la hora de actuar, ¿cree usted en la técnica?
R. Por supuesto, y pienso que poseo una considerable técnica. ¿Cómo podría interpretar sin ella?
P. Bueno, John Malkovich, por ejemplo, dice despreciarla, simplemente se mete en situación y actúa tal como le sale.
R. Ya, y se nota. Le lleva demasiado tiempo decir cualquier cosa. Necesita un poco de técnica John Malkovich.
P. Cuénteme algo de sus proyectos.
R. Lo más inmediato es The chimical wedding, una película de John Boorman en tomo al tema de la alquimia. Es algo que me interesa bastante... Interpreto a una especie de poeta acabado.
Un huevo en el desayuno
P. ¿Qué le gusta hacer cuando no trabaja?
R. Pues lo mismo que todo el mundo, me imagino. Tomar un huevo para desayunar, disfrutar un café mientras mantengo una buena conversación con alguien interesante, jugar al ajedrez -aunque se me da bastante mal-, pintar... Pinto bastante y ahora que me he trasladado a esta casa de campo cerca de Dublín espero poder tener una habitación como estudio.
P. ¿Ha dejado ya de tener problemas con la bebida?
R. Nunca tuve problema con la bebida. Admito que me he emborrachado muchas veces..., pero no soy un alcohólico. Y ya sé que se ha publicado frecuentemente, pero eso es sólo un buen ejemplo del estado de la prensa.
P. Parece encontrarse muy resentido con los medios de comunicación.
R. ¿No le ocurriría a usted lo mismo si viera un montón de mentiras sobre su vida privada impresas? Y lo peor es que no puedes hacer nada. Llevando el asunto a los tribunales lo -único que consigues es gastar una enorme cantidad de dinero, tiempo y energía, mientras generas más publicidad en torno al tema. Porque, en definitiva, la gente sólo recordará lo que el periódico publicó. Incluso si ganas el caso, la mayoría todavía pensará lo mismo: "Sí, ha ganado.... pero, por supuesto que lo es". Al final, tienes que vivir con la distorsión de tu propia imagen; es el precio que pagas por ser una figura pública. Pero ya, cuando leo una nueva mentira sobre mí, me digo: "Vale, pues muy bien..." Esto es algo que resulta mejor tomarlo con filosofía.
* Este articulo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de agosto de 1991

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