lunes, 30 de enero de 2017

John Hurt / Cuando actúo abandono mi identidad

John Hurt
Madrid, 2008
fOTO DE ÁLVARO GARCÍA


JOHN HURT 

"Cuando actúo abandono mi identidad"

"Bajo esa frente despejada y serena se habían agitado y reordenado las ideas más profundas del siglo", escribe Guillermo Martínez a propósito de Arthur Seldom, motor ambiguo e inquietante de su novela Los crímenes de Oxford, cuya adaptación al cine se estrena el próximo viernes. En la película, dirigida por Álex de la Iglesia, Arthur Seldom adopta los rasgos del veterano John Hurt (Chesterfield, 1940): su mirada también parece haber reordenado ideas profundas para dar vida a personajes tan complejos como su Calígula en Yo, Claudio (1976), el conmovedor John Merrick de El hombre elefante (1980), el escritor Quentin Crisp de El funcionario desnudo (1975) o este Seldom donde se dan cita la lógica pura y las turbulencias del espíritu.






"La personalidad de Álex de la Iglesia es irresistible y su pasión, contagiosa"
"Todo buen profesor tiene algo de actor, la oratoria es útil en su profesión"

Hijo de un pastor anglicano con formación matemática, Hurt da vida a un personaje convencido que no hay otra verdad más allá de los números: "Seldom es un profesor que ha alcanzado la cúspide de su carrera, pero sigue siendo una mente formidable. No le interesa la gente que no está a su nivel intelectual. Se le podría considerar arrogante, tortuoso y manipulador. Es alguien que posee esa habilidad que tenía George Bernard Shaw de poder argumentar, con idéntica lucidez, dos soluciones contrarias de un mismo problema. Las circunstancias narradas en la película logran que emerja en él un lado humano que permanecía oculto".
Asesinatos, series lógicas, rivalidades académicas y secretos de alcoba confluyen en una trama que acciona los mecanismos del suspense para, al mismo tiempo, cuestionar su validez recurriendo a la filosofía del lenguaje de Wittgenstein y al Principio de Incertidumbre de Heisenberg. "En la mayoría de thrillers", subraya el actor, "el argumento está planeado de antemano, es todo construcción. Lo delicioso de esta película es que el argumento sucede ante los ojos del espectador, todo ocurre y se articula mientras lo estás viendo. Es como cocinar un soufflé: para evitar que se derrumbe, tienes que azuzar el fuego constantemente". Álex de la Iglesia logró seducir a John Hurt con el guión que había co-escrito junto a Jorge Guerricaechevarría. El actor recuerda su primer encuentro con el director bilbaíno como "algo explosivo": "Estábamos en un restaurante y lo primero que me dijo es que él no era el director adecuado para hacer esta película. Le contesté que yo tampoco era el actor adecuado. Decidimos seguir adelante. Su personalidad es irresistible, es alguien con una gran curiosidad intelectual y su pasión por la película resultó contagiosa".
Los crímenes de Oxford se abre con una magnética clase magistral de Arthur Seldom que anuncia el sofisticado recital interpretativo que Hurt va a dar en la película: "Todo buen profesor tiene algo de actor. La oratoria es tan útil en su profesión como debería serlo en la de los políticos. Alguien debería enseñárselo a Bush", bromea el actor, que ha vuelto a investirse de académico en otros trabajos posteriores como las inminentes Lezione 21 -debut en la dirección del escritor Alessandro Baricco, en cuyo reparto Hurt ha vuelto a coincidir con Leonor Watling- e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, que define como "la película más aparatosa" que ha hecho, junto a La puerta del cielo de Michael Cimino.

Capaz de desaparecer en el interior de sus personajes, tan convincente en la piel de víctima como en la de verdugo, Hurt es de los pocos profesionales capaces de poner tanto empeño en una escena antológica -su brutal muerte en Alien, el octavo pasajero (1979)- como en su parodia -la recuperación irónica de ese momento en La loca historia de las galaxias (1987)-. Detrás de sus capacidades portentosas existe toda una teoría de la interpretación: "Me gusta ser el personaje. Creo que mi oficio consiste en esto. Hay dos aproximaciones distintas a la profesión: por un lado, la propia de los actores de Hollywood, que llevan cada personaje a su terreno. Por otro, la metodología europea de ir hacia el personaje y dejar la identidad propia detrás. Yo apuesto por este camino".
En la agenda profesional de John Hurt se agolpan los proyectos de futuro: ha confirmado a Jim Jarmusch, que hará un cameo en su próxima película ("en la que, al parecer, todo el mundo hará un cameo sin que nadie sepa aún de qué irá") y se entusiasma al hablar de su inmediata participación junto a Ray Winstone y Tim Roth en 42 Inch Chest, proyecto "duro y algo poético" de los guionistas de Sexy Beast (2000). El actor también espera producir junto a su esposa lo último, No One Gets Off in This Town, de Richard Kwietniowski. Y quizás vuelva a meterse en la piel de Quentin Crisp en un proyecto que detallará los años neoyorquinos en la vida del icónico escritor gay.
* Este articulo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de enero de 2008


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