martes, 11 de enero de 2011

Triunfo Arciniegas / Noticias del paraíso



Noticias del paraíso

Es un libro profundamente religioso, un conjunto de oraciones para abrir la mañana, para entrar descalzos en la luz o sumergirnos desnudos en las bendiciones del agua . Bastaría para demostrarlo la enumeración de los títulos de algunas páginas de He venido a ver las nubes: “Ofrenda”, “Evangelio”, “Epifanía”, “En las manos de Dios”, “Oración”, “Paraíso”, “Los dioses huidizos”, “Las dos almas”, “El monje Kevin”. Así que no sólo se trata de un libro de poemas sino de las invocaciones de un hombre que conoce bien el uso de las palabras y responde por sus consecuencias. De un hombre a quien se acude no para consultar las razones del más allá sino para confirmar los prodigiosos de esta vida.
     Un manual de paisajes, además de un atado de resplandores. Si hay una sola palabra para definir estas páginas de Gustavo Tatis Guerra, sería “resplandor”, y más que un hombre de carne y hueso, su autor sería el alma, el mismo espíritu de los textos sagrados. La edición es bella, además, con pinturas de Heriberto Cogollo, nacidas de la luz y el temblor de los poetas y consagradas a la exuberancia y la voluptuosidad de las mujeres de Cartagena de Indias, el mar, los caballos y otros misterios. Bella y pulcra edición, por supuesto, una prueba palpable del exquisito gusto de Común Presencia Editores.
     Libro espiritual y, a la vez, vegetal. De hojas verdes y plátanos maduros, de animales, de aguas invisibles y alfabetos para iniciados, de corazones sembrados en los patios del arco iris, de hombres efímeros y bosques eternos. Un libro de su tierra y sus antepasados, de asuntos concretos: el padre del poeta y su pueblo, Sahagún, el palenque y el abuelo wayúu, hombres a caballo y perros de presa. Tal vez el libro debe su hechizo a esta sabia amalgama de metafísica y asuntos cotidianos.
     La magia está ahí, invisible, y el poeta la señala con el dedo. La luz está ahí y el poeta unta en ella la yema de sus dedos y la reparte como bálsamo, con la venia de los dioses.
     Un libro para beber más que para leer. Poeta y lector se confunden en este hombre breve, efímero y agradecido, un hombre que se ha regodeado con el aroma del jardín, la caída de las hojas, el brillo de las aguas, la lección de las nubes, un hombre que exclama con fervor:

     “¿Qué otro paraíso tengo
     si no esta breve
     temporada
     en la tierra?”


Triunfo Arciniegas
Cartagena de Indias
28 de enero de 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario