martes, 21 de septiembre de 2010

Tony Scott / Top Gun



Al aire, patos!

Top Gun, de Tony Scott

El cine de aviación, redimensionado hace ahora unos años por ese notable cine épico que fue Elegidos para la gloria, vuelve ahora a las pantallas con Top gun, que ya ha conseguido un nada despreciable éxito comercial allí.por donde sus aviones han cruzado. Top gun, vaya esto por delante (el aficionado debe andar prevenido), entronca con las cintas clásicas del género (y éstas, básicamente, son las de Howard Hawks, realmente espléndidas) sólo en el tratamiento de la amistad. Lo demás -su concepción plástica, la iconografía del héroe- es irresistiblemente moderno: literalmente irresistible.El título de la pelicula refiere un a supuesta escuela de aviación donde va a parar la crême de la crême de los pilotos estadounidenses, aguerridos jovenzuelos diestros en el manejo de los bólidos aéreos, deseosos de perpetrar las mayores hazañas bélicas. De hecho, los responsables de este filme se han sacado de la manga un enemigo invisible que mora en el océano Índico, huele a comunista por pilotar aviones soviéticos y que habrá de ser, sparring propicio para las escenas finales (supuestamente exaltantes; sólo exaltadas) de Tcp gun. Siguiendo, sin embargo, la tradición del cine de aviación reciente (el que empieza, para situamos, en esa célebre Batafla de Inglaterra), las secuencias del aire, más que otra cosa, ayudan al espectador no avezado en estas lides a la confusión: un montaje frenético y una técnica perfecta para las cabriolas de nuestros chicos disimulan en todo momento el tosco alarde narrativo. Vamos, que el vértigo aéreo te quita la respiración, pero a la hora de poner cruces al avión caído nunca sabes de qué lado ha sido.

Top gun

Director: Tony Scott. Intérpretes: Tom Cruise, Kelly McGiWs, Val Kilmer Anthony Edwards, Toni Skerritt. Guión- Jim Cash y Jack Epps, hijo. Música: Harold Faltermeyer. Estadounidense, 1986. Estreno en Madrid en el cine Bulevar.
Eso, claro está, no es lo peor. El mayor defecto no está en el aire, sino en el suelo llano, pues los hijos épicos de Lindhergh son también dioses de a pie. Nuestro héroe mayor (Tom Cruise, el de Legend, que con gracia pajaril ha saltado de hermano a hermano: de Ridley Scott a Tony Scott), representa las mayores virtudes del nortearnericano contemporáneo, que, una vez despojado de su caballo de batalla (el avión), sigue mostrándose soberbio a lomos de su aerodináinica moto, luciendo con soltura y autoridad unas significativas gafas de sol y conquistando a la más guapa del campamento.
Toda esta amalgama de heroicidades barbilampiñas y bobas ha sido dirigida por Tony Scott, sin el esporádico brillo que su imperfecta pero atractiva ópera prima, El ansia, destilaba. Todo queda en el aire.



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