sábado, 28 de febrero de 2009

Julio Cortázar / Ché


Julio Cortázar
CHE

Yo tuve un hermano.

No nos vimos nunca pero no importaba.

Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.


No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.




viernes, 27 de febrero de 2009

Julio Cortázar / La lenta máquina del desamor



Julio Cortázar
La lenta máquina del desamor

La lenta máquina del desamor,
los engranajes del reflujo,
los cuerpos que abandonan las almohadas,
las sábanas, los besos,
y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo,
ya no mirándose entre ellos,
ya no desnudos para el otro,
ya no te amo,
mi amor.




Mi amigo Harvey Weinstein



Penélope Cruz y Harveyy Weinstein



Mi amigo Harvey Weinstein

El fundador de Miramax maneja los hilos del nuevo Hollywood - Penélope Cruz y Kate Winslet citaron al magnate en sus agradecimientos al recibir el Oscar.


GREGORIO BELINCHÓN
Madrid 27 FEB 2009


Cuando a Harvey Weinstein algo se le pone entre ceja y ceja, sólo su propio y enorme ego puede pararle. "Yo, desde luego, he recibido toda una lección de promoción. En esto Harvey es muy bueno", confesaba Penélope Cruz la tarde antes de los Oscar. Se refería a que había multiplicado sus encuentros con gente de la industria, con potenciales votantes de la estatuilla. Por ejemplo, la noche antes de los premios Bafta, en Londres, la madrileña asistió a una cena preparada por Weinstein en la que éste la presentó como su nueva musa, su nueva Gwyneth Paltrow.
Weinstein, ex fundador y presidente junto a su hermano Bob de Miramax, es actualmente el responsable de The Weinstein Company. Y con ella ha distribuido en Estados Unidos Vicky Cristina Barcelona y coproducido The reader. O lo que es lo mismo, las dos actrices oscarizadas, Cruz y Kate Winslet, deben parte de su galardón a las artes para el marketing de este viejo zorro de la industria cinematográfica. Once días antes de los galardones organizó un almuerzo en Nueva York, presidido por el cazanazis Elie Wiesel, con 100 invitados para convencer a los votantes dudosos y acallar a quienes decían que The reader era blanda con el Holocausto.


Jennifer Lawrence y Harvey Weinstein





Se le ha acusado de pagar a publicistas para ganarse a los académicos
"Es la interpretación del año", dijo en la alfombra roja sobre la madrileña

Porque para trapicheos y presiones en los Oscar, nada mejor que un Weinstein. Su departamento de prensa estaba detrás de la campaña que aseguraba que había malpagado a los niños de Slumdog millionaire o que el filme de Danny Boyle había provocado una ola de odio en la India. Y la biografía de este neoyorquino de 56 años está repleta de esas tácticas. Para el gran público, Weinstein es uno de los inventores del mito del cine indie, el movimiento que lanzó a las carteleras a Steven Soderbergh, Todd Haynes o Tarantino. Su carrera comenzó cuando fundó junto a su hermano Bob la compañía Miramax -bautizada así por sus padres, Miriam y Max- a inicios de los ochenta. La empresa fue creciendo gracias a la distribución de filmes de arte y ensayo hasta la campanada de Mi pie izquierdo y Cinema Paradiso. Aquel 1989, Weinstein puso al director Jim Sheridan a promocionar Mi pie izquierdo entre los veteranos de Hollywood, que entonces eran los más numerosos votantes de los Oscar, e incluso consiguió que Daniel Day-Lewis, protagonista, declarase ante el Senado a favor de la Ley de Discapacitados.
Desde ese momento, Miramax, convertido en el estudio independiente más poderoso de la industria con filmes como Pulp fiction, Clerks o Sexo, mentiras y cintas de vídeo, también fue el que sacó más rentabilidad económica a las estatuillas y fue el primero en enviar cintas de vídeos de filmes indies y extranjeros. El publicista Mark Urman recuerda: "Montaban pases hasta en la Motion Picture Retirement Home, la residencia de retiro en la que viven miembros de la Academia".


Harvey Weinstein y Penélope Cruz

En 1999, año en que Miramax llegó a los Oscar con Shakespeare enamorado y La vida es bella, la crítica de cine Nikki Finke escribió en la revista New York:"Miramax paga a un ejército de veteranos publicistas, curiosamente miembros de la Academia, no para generar cobertura periodística, sino para meterse en el bolsillo a sus colegas de la Academia. Los indies gastan hasta 250.000 dólares; los grandes estudios, dos millones... En la campaña de Shakespeare enamorado gastaron cinco millones". Y eso incluía ataques sucios contra su gran rival, Salvar al soldado Ryan. Aquella gala de los Oscar fue su noche de gloria, con siete estatuillas para Shakespeare... -incluido el galardón para su musa Gwyneth Paltrow- y tres para La vida es bella. Las malas artes se repitieron años después con En la habitación, y los exabruptos contra Una mente maravillosa. Su estrella se apagó cuando, tras haber vendido Miramax en 1993 a Disney para conseguir dinero fresco -aunque manteniendo su independencia- fue despedido de Miramax en 2004. La publicación del libro Sexo, mentiras y Hollywood, de Peter Biskind, en el que describía sus mañas, tampoco le ayudó. Meses más tarde fundó The Weinstein Company, con la que volvió a la carga.
Hasta hoy. Weinstein es famoso por machacar a sus directores y por presionar hasta el límite a sus compañeros productores. Según Newsweek, agobió en su lecho de muerte a Sydney Pollack y dio la lata a la viuda de Anthony Minghella en el funeral del primero. Ambos eran productores de The reader. "A mí me ha jodido Weinstein". El domingo, en la alfombra roja de los Oscar, Isabel Coixet respondía así entre risas a si se sentía parte de la estatuilla de Penélope Cruz, por haber dirigido a la chica en Elegy. Para un académico de Hollywood, un filme inexistente. Minutos después, Weinstein se acercó a charlar con EL PAÍS y con su mirada directa dijo: "Penélope crece cada día, ha hecho la mejor interpretación del año y se merece el Oscar. Es amiga mía desde hace 12 años y os va a llevar la estatuilla a España este año". En 15 segundos, el mejor mensaje publicitario.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de febrero de 2009
EL PAÍS



DE OTROS MUNDOS


DRAGON

Game of Thrones' Lena Headey claims she was harassed by Harvey Weinstein, accuses Terry Gilliam of 'bullying'

Matt Damon and Russell Crowe 'helped kill 2004 story' on Harvey Weinstein's misconduct

Paz de la Huerta / 'Boardwalk Empire' Actress Claims Harvey Weinstein Raped Her Twice

The Weinstein allegations

'I had to defend myself' / the night Harvey Weinstein jumped on Léa Seydoux

From Aggressive Overtures to Sexual Assault / Harvey Weinstein’s Accusers Tell Their Stories

What if only one woman had accused Harvey Weinstein?

Harvey Weinstein had secret hitlist of names to quash sex scandal

Salma Hayek / Harvey Weinstein Is My Monster Too






jueves, 26 de febrero de 2009

Cortázar / Cinco últimos poemas para Cris


Julio Cortázar
Cinco últimos poemas para Cris

I
Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose
una
a
una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol
o tal vez
el amor.

II
Anoche te soñé
sacerdotisa de Sekhmet, la diosa leontocéfala.
Ella desnuda en pórfido,
tú tersa piel desnuda.

¿Qué ofrenda le tendías a la deidad salvaje
que miraba a través de tu mirada
un horizonte eterno e implacable?

La taza de tus manos contenía
la libación secreta, lágrimas
o tu sangre menstrual, o tu saliva.

En todo caso no era semen
y mi sueño sabía
que la ofrenda sería rechazada
con un lento rugido desdeñoso
tal como desde siempre lo habías esperado.

Después, quizá, ya no lo sé,
las garras en tus senos, colmándote.

III
Nunca sabré por qué tu lengua entró en mi boca
cuando nos despedimos en tu hotel
después de un amistoso recorrer la ciudad
y un ajuste preciso de distancias.

Creí por un momento que me dabas
una cita futura,
que abrías una tierra de nadie, un interregno
donde alcanzar tu minucioso musgo.

Circundada de amigas me besaste,
yo la excepción, el monstruo,
y tú la transgresora murmurante.

Vaya a saber a quién besabas,
de quién te despedías.
Fui el vicario feliz de un solo instante,
el que a veces encuentra en su saliva
un breve gusto a madreselva
bajo cielos australes.

IV
Quisiera ser Tiresias esta noche
y en una lenta espera boca abajo
recibirte y gemir bajo tus látigos
y tus tibias medusas.

Sabiendo que es la hora
de la metamorfosis recurrente,
y que al bajar al vórtice de espumas
te abrirías llorando,
dulcemente empalada.

Para volver después
a tu imperioso reino de falanges,
al cerco de tu piel, tus pulpos húmedos,
hasta arrastrarnos juntos y alcanzar abrazados
las arenas del sueño.

Pero no soy Tiresias,
tan sólo el unicornio
que busca el agua de tus manos
y encuentra entre los belfos
un puñado de sal.

V
No te voy a cansar con más poemas.
Digamos que te dije
nubes, tijeras, barriletes, lápices,
y acaso alguna vez
te sonreíste.




miércoles, 18 de febrero de 2009

Mickey Rourke persevera y consigue un papel ganador en El luchador

Mickey Rourke


Mickey Rourke persevera 

y consigue un papel ganador 

en El luchador

Yonkers, N.Y. - El rostro de Mickey Rourke es un desastre. Más de lo habitual, mejor dicho.

La cara que antes era juvenil y atractiva, nunca volvió a ser la misma desde que el actor decidió tomarse un descanso en su carrera en descenso, en 1991, y se dedicó al boxeo profesional.


Mickey Rourke
 

Las dos mejillas están desfiguradas por flamantes hematomas y cortes, que constituyen un recuerdo doloroso de una reciente paliza en manos de otros.

Lo extraño es que él mismo lo pidió.

"Mi personaje ha estado en la cárcel, en México, y no quiere dar información acerca de dónde está enterrado el dinero que robó", dice Rourke de Jesse James Jefferson, el vaquero del oeste de Texas que él creó para hacer más jugoso su papel en 13, una nueva versión del thriller francés que actualmente el actor está filmando. "Le daban una tremenda paliza todos los días."

Con eso en mente, la gente de maquillaje se esmeró para hacer sus heridas.

El olor rancio de cigarrillo persiste en su remolque ubicado cerca del estudio de filmación, mientras se escucha de fondo una estación de radio donde transmiten clásicos contemporáneos. Estos no son aposentos de lujo.

Pero Rourke, más allá del estreno de su elogiada película El Luchador -que tendrá lugar el próximo jueves en la Argentina-, está estimulado y ansioso por hablar sobre los otros matices que soñó para su preso, quien se halla involucrado en un juego de ruleta rusa en el cual grandes apostadores realizan apuestas relacionadas con la vida de personas secuestradas. Hay un sombrero de paja especial que consiguió para el papel. Un par de dientes de oro. Una hebilla de cinturón de plata adornada y una caja, con un monograma haciendo juego, para el tabaco de mascar de Jefferson.

El abre la tapa. Adentro de la caja hay varios pedazos de regaliz de chocolate. "Probé el tabaco por un par de días", dice Rourke con una mueca de vergüenza.

Incluso con los accesorios metálicos, esa sonrisa mantiene un toque del galán duro por fuera, tierno por dentro, que deslumbró a las mujeres en los años ‘80 en Fuego en el Cuerpo, La ley de la calle, Diner, Sed de Poder El Borracho.

Desde su triunfo en el último gran festival de cine, este otoño boreal, como un maltratado peleador decidido a alcanzar la gloria por última vez en El Luchador, la vida es más dulce, mientras Rourke continúa intentando salir del pantano de una carrera que fue su propia creación.

De repente, él encabeza una de las historias favoritas de Hollywood: el regreso de la estrella abatida, un papel que podría darle su primera nominación al premio de la Academia, a los 56 años.

El invirtió cada gramo de su ser en el papel soñado de una decadente mole hinchada de esteroides, con melena y bronceado de cama solar, llamada Randy "El Carnero" Robinson, y se dedicó a aumentar aproximadamente 14 kilos de músculo levantando pesas durante, al menos, dos horas, dos veces al día.

Así también, Rourke deja su marca de anti-héroe delgado como serpiente de cascabel en 13. Esto incluye llamadas telefónicas, muy tarde por la noche desde Roma, a Rick Schwartz, el productor de 13, para hablar sobre cómo darle más sustancia a su personaje, a pesar de haberse encontrado completamente atrapado en las primeras rondas de publicidad para El Luchador.

"Nunca vi ese nivel de compromiso antes", dice Schwartz, quien trabajó en tres proyectos de Martin Scorsese, entre ellos Los Infiltrados, y participó en la era Weinstein de Miramax. "No sé si él quiere la distracción del alboroto, porque estoy seguro de que es una locura. Especialmente para un tipo como Mickey. El sería el primero en admitir que la parte política de todo eso no es su fuerte. Por eso cae bien, porque realmente es así de auténtico."

Nada de malos hábitos, nada de Batman

Si Rourke está decidido a hacer algo, desde que consiguió una segunda oportunidad, es evitar sus malos hábitos de antaño: hacer películas sin calidad por ganar dinero, mostrar una actitud demasiado agrandada y dejar que su temperamento lo domine.

Dice acerca de su papel secundario en 13, con las co-participaciones de Jason Statham y Ray Winstone: "Prefiero hacer algo como esto antes que un trabajo por mucho dinero y hacerlo de manera relajada. Así es como me metí en problemas la última vez. Esta no es como otras películas que trae mi agente y que me dan náuseas. No estoy interesado en hacer Batman, ¿sabés?"

Incluso antes de que El Luchador ganara el primer premio en Venecia y Fox Searchlight acaparara los derechos de distribución en Toronto, los nombres Mickey y Oscar comenzaron a ser vinculados en los medios con tanta frecuencia como los nombres de Brad y Angelina.

Pero después de que varias brillantes reseñas biográficas relataron detalles de la desgarradora historia del actor, una caída pública probablemente era inevitable. Después de todo, muchos de los nominados al Oscar fueron objeto de una repercusión negativa, mientras intentaban alcanzar el oro. Rourke, sin embargo, fue golpeado de costado antes de lo usual, su película ni siquiera había llegado a los cines.

"El pasó toda su vida adulta no actuando papeles de ficción, sino mostrando una delirante fantasía idealizada de sí mismo"; de este modo lo describió el periodista deportivo Pat Jordan en la revista de The New York Times.

La desfavorable reseña también puso en tela de juicio varias de las afirmaciones del actor sobre su agitado pasado. Eso incluyó una llamada al padrastro de Rourke, Eugene Addis. El octogenario negó haber abusado de él cuando era niño y afirmó que su hijastro "nunca dijo la verdad en su vida". Varios de los familiares de Rourke salieron a defenderlo.

Sea cual fuere, el efecto del artículo para desacreditar a Rourke parece haberse disipado. Pero incluso él admite que si hay algo que podría obstaculizar su camino al Teatro Kodak, en febrero, es su incapacidad para censurarse. Como él dice: "Mi abuela siempre dijo que tengo la boca sucia, y es cierto".

Se escucharon duras críticas cuando Rourke, acosado por los paparazzi fuera de un club en Los Angeles, tildó de homosexual a un escritor que hizo comentarios despectivos sobre Evan Rachel Wood, de 21 años, quien actúa como la hija que vive separada de él (su padre) en El Luchador.

Un caso de caballerosidad que salió mal, dice. "Tengo más amigos homosexuales que cualquiera de los 20 tipos heterosexuales que conozco. No podría estar más alejado de la homofobia. El tipo dijo sobre ella algo realmente feo, que yo no quiero decir, y lo hizo durante bastante tiempo. Perdí la paciencia."

Asimismo, admite que él podría ser un poco más ilustrado sobre el sexo opuesto. "Usé la palabra con ‘c’ mientras hablaba con alguien de Fox Searchlight y no me di cuenta de que podría ser ofensivo para una dama", revela Rourke. "Le escribí una carta y le dije: ‘Lo siento. A veces hablo así’. Le pedí disculpas y nos hicimos amigos."

Muchos fanáticos de Rourke y "muy cercanos"

Así como puede enajenar, con más frecuencia hace que la gente se encariñe con él. Eso, sumado a su talento aún potente, siempre fue el rasgo más valioso de Rourke, y su legión de admiradores en lugares importantes se sigue multiplicando.

Nicolas Cage amablemente abandonó El Luchador después de que el director Darren Aronofsky, quien fue forzado a conseguir un nombre más taquillero, cambió de opinión y regresó a su elección inicial. Alec Baldwin, quien apenas conoce a Rourke, organizó una exhibición de la película. Su cuatro veces co-estrella, Christopher Walken, sólo lo entrevistó para una revista. Sean Penn, un potencial rival para obtener el galardón como mejor actor por Milk, quien dirigió a Rourke en Código de honor, ofreció su apoyo. Bruce Springsteen contribuyó con un tema para los créditos, gratis. Luchadores retirados como Rowdy Roddy Piper y Duane "La Roca" Johnson, lo elogiaron.

"Una de las cosas más locas que experimenté es la cantidad de fanáticos ocultos de Mickey Rourke", dice Aronofsky.

"Muchos lo habían percibido como una broma, un talento desperdiciado. Pero tan pronto como oyen que va a regresar a trabajar una vez más, todos los recuerdos de sus grandes actuaciones surgen otra vez. Cuando muchas personas llegaron a la mayoría de edad, él era el hombre. Todos querían ser Mickey", continúa el director.

A pesar de su apariencia para nada refinada, el tipo todavía sabe cómo encender su encanto para las hembras de la especie.

"El es encantador, ¿no?", dice Marisa Tomei, quien se desnuda física y emocionalmente al interpretar a la desgastada stripper (nudista) cuya debilidad es el personaje de Randy, que encarna Rourke. "Sentí una conexión callejera en común. Él es como el chico más lindo del barrio que sabe cómo coquetear mejor."

Después está su otro lado, el de "no te metas conmigo". Le preguntan a Rourke qué pasaría si, de alguna manera, no obtiene una nominación al Oscar. ¿Acaso importaría?

Su rostro se endurece y su tono se vuelve rudo, mientras la temperatura en el remolque parece descender algunos grados. "Sí importaría. El trabajo habla por sí mismo. Sé el trabajo que hice. Fin de la historia. Mi forma de ser es no desaparecer. No lo voy a intentar, lo voy a hacer. Y lo estoy haciendo esta vez."

Se relaja un poco y sigue. "Las cosas cambian todos los días. Volver fue una pelea difícil. Antes de abandonar la actuación por el boxeo, ya había cerrado muchas puertas, para reparar todo eso, para recuperar la confianza de todos y el respeto. Pasó mucho tiempo. Hay personas con las que me peleé o con quienes no fui muy amable y sé que no me van a perdonar. Acepto eso. También hay personas que ven que cambié, que trabajé duro para cambiar. Al final, el trabajo va a hablar por sí mismo. Si no es este año, será el año próximo. Yo no me voy a ninguna parte ahora."

Además, él ya hizo el pedido de un nuevo smoking. "Va a tener un poco de rosa", dice con esa sonrisa de nuevo. "No me van a ver nunca en blanco y negro."

Traducción de Angela Atadía de Borghetti.

LA NACION